martes, 29 de mayo de 2012

GUTIÉRREZ MELLADO, EL MILITAR DE LA TRANSICIÓN

El militar e historiador Gabriel Cardona, en su libro A golpes de Sable: Los grandes militares que han marcado la Historia de España, dedicó un capítulo a Manuel Gutiérrez Mellado, en el que lo definía como "El general de la Transición". En ese libro no sólo se destacan los aspectos más positivos del papel representado por Gutiérrez Mellado durante la Transición, sino también algunos de los errores que cometió.
Como militar de larga trayectoria, llamaba la atención por su carácter aperturista y por eso, poco antes de entrar en el Gobierno de Adolfo Suárez se recuerda que en un discurso en Valladolid pronunció una frase nada común en un alto mando militar de aquella época: " los ejércitos no están para mandar, sino para servir». (La Razón, 28 de abril de 2012).
Cuando el general Gutiérrez Mellado llegó al Gobierno de Adolfo Suárez, como vicepresidente, fue enseguida duramente criticado por sus compañeros de armas.  José Enrique de Ayala, general de Brigada en la reserva, escribió en un artículo reciente: "El general Gutiérrez Mellado tuvo que luchar por lo evidente, en un ambiente hostil entre la mayoría de los militares de la época, y se vio obligado a pasar por situaciones muy difíciles, que llegaron en algunos casos al insulto anónimo o al desplante público en actos oficiales. No hay golpe más amargo que la incomprensión o el desprecio de tus compañeros, y él lo sufrió. Pero no cejó, porque sabía bien cuál era su deber, lo que la sociedad española necesitaba de él en esa difícil etapa. Y lo llevó a cabo con tenacidad e inteligencia." (El País, 30 de abril de 2012)
En ocasiones, intentaba mediar entre el Ejército y el Gobierno como cuando transmitió al Parlamento la petición de los generales de mantener la pena de muerte, o cuando permitió el ascenso de militares que posteriormente protagonizarían el 23-F como Milans del Bosch o Armada.
Pero si por algo se destaca a Gutiérrez Mellado fue por gestos como cuando se enfrentó a los guardias civiles de Tejero el 23-F. Su biógrafo, el coronel y profesor Fernando Puell recuerda que «alguna vez le pregunté cómo había conseguido mantenerse en pie cuando Tejero y sus hombres, mucho más corpulentos y jóvenes, forcejearon con él para tumbarlo en el suelo. Me dijo que no sabía de dónde había sacado fuerzas para resistir, que lo único que recordaba era que cuando quisieron zancadillearle se había aferrado a una barandilla como un náufrago a una tabla porque no podía permitir que los sublevados le derribasen». (Hoy, 30 de abril de 2012)
De lo que vivió humanamente Gutiérrez Mellado aquel 23-F también nos ofrecen una clara imagen estas declaraciones recientemente publicadas: "Y siempre me contaba que pensaba que moriría fusilado el 24-F, ya que estuvo encerrado en un cuarto tras haberle hecho frente a los sublevados. Me contó que habló con un ujier que conocía y le pidió que llamara inmediatamente a su familia para que pidieran asilo político en la embajada de Chile. Estaba convencido de que el golpe iba a prosperar», comenta José Luis, un amigo. (El Adelantado de Segovia, 30 de abril de 2012
Gutiérrez Mellado, enfrentándose a los golpistas del 23-F, ante la mirada preocupada de Adolfo Suárez.
Desde el punto de vista político, se destaca la reforma militar que emprendió Gutiérrez Mellado y que consistió en la sustitución de los Ministerios del Ejército, Marina y Aire, que hasta entonces habían actuado de forma independiente, para reunirlos en un Ministerio de Defensa, del que él mismo fue primer titular, la reducción de unos efectivos desproporcionados para las necesidades del país, la renovación de un material en su mayoría obsoleto, y la adecuación de las estructuras de mando y fuerzas, que hasta entonces tenían una orientación claramente territorial. 
Ya retirado de la política, Manuel Gutiérrez Mellado fundó la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. En 1994 fue nombrado Capitán General del Ejército con carácter honorífico y un año más tarde falleció en un accidente de tráfico. 
En su honor y a iniciativa del Ministerio de Defensa nació en 1997 el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, centro de investigación y de docencia especializado en cuestiones relacionadas con la búsqueda de la paz, la seguridad y la defensa. Este Instituto ha organizado para el próximo mes de octubre el V Congreso de Historia de la Defensa, titulado de “El legado del general Gutiérrez Mellado”, para conmemorar el centenario del nacimiento del ilustre militar.

jueves, 24 de mayo de 2012

ARIAS NAVARRO, PRESIDENTE DEL GOBIERNO (1973-1976)

Este personaje que con tanto sentimiento transmitió por televisión la noticia de la muerte de Franco y leyó el testamento político del Caudillo era Carlos Arias Navarro, Presidente del Gobierno desde finales de 1973 hasta mediados de 1976, el último del franquismo y el primero de la Transición a la democracia.
De su época franquista, llamó especialmente la atención su nombramiento como Presidente del Gobierno tras el asesinato de su predecesor Luis Carrero Blanco. Cuando se produjo el atentado contra Carrero, Arias Navarro era el Ministro de Gobernación y por lo tanto el máximo responsable de no haber evitado el brutal asesinato en pleno centro de Madrid. Sin embargo, su relación de amistad con Franco y su familia le valió el nombramiento como Presidente del Gobierno.
Poco después de su nombramiento, el 12 de febrero de 1974, Arias Navarro pronunció un discurso aperturista para aquella época cuyo mensaje se recordó como el del "Espíritu del 12 de febrero". En él, hablaba Arias Navarro de "resuelta apertura de los asuntos de Gobierno al debate institucional y a la confrontación de la opinión pública" y parecía que permitía el asociacionismo. Sin embargo, ese fue el único gesto aperturista que Arias Navarro protagonizó como Presidente del Gobierno y pronto mostró su verdadero inmovilista, amenazando por ejemplo con expulsar del país al obispo de Bilbao, Monseñor Antonio Añoveros por publicar una pastoral en la que se hacía un llamamiento para que se reconociese la identidad cultural y lingüística del pueblo vasco; o permitiendo la ejecución a garrote vil del anarquista catalán, Salvador Puig Antich.
Llegó entonces la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975 y la consecuente coronación de Juan Carlos de Borbón como nuevo rey de España. El monarca decidió mantener en su primer Gobierno a Arias Navarro como presidente pero pronto se vio éste desbordado por los hechos.
Por un lado la sociedad en ebullición vivía constantes huelgas y movilizaciones de trabajadores, uno de los cuales concluyó en lo que se conoce como Sucesos de Vitoria, el 3 de marzo de 1976. Ese día, la excesiva violencia empleada por  la policía para desalojar una iglesia donde cinco mil personas se concentraban en protestas laborales, acabó con la vida a tiros de cinco de esos trabajadores y con un centenar de heridos (Vídeo "Te acuerdas" de TVE titulado Sucesos de Vitoria el 3 de marzo de 1976).
Dos meses después, el 9 de mayo, se le achacó a las fuerzas de orden público un cierto apoyo ante el violento ataque que sufrieron en Montejurra unos carlistas democráticos a manos de individuos ultraderechistas, suceso que acabó con la muerte de dos personas.

Estos violentos sucesos y el absoluto inmovilismo de Carlos Arias Navarro provocaron finalmente la decisión del rey Juan Carlos de forzar su dimisión, y nombrar en su lugar a Adolfo Suárez.

domingo, 20 de mayo de 2012

LA SEGUNDA REPÚBLICA CONSERVADORA (1933-1936)

Frente a lo que pudiera parecer cuando en cualquier manifestación actual de organizaciones progresistas se contemplan numerosas banderas tricolores que recuerdan a la Segunda República, es interesante rememorar que, aproximadamente durante una cuarta parte de lo que duró esta etapa de la historia española, su gobierno fue conservador, presidido por el líder del Partido Radical Republicano, Alejandro Lerroux y con la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) como fuerza política más votada en las elecciones generales de 1933.
Efectivamente, los campesinos descontentos con la lenta aplicación de las reformas del Gobierno republicano-socialista de 1931-1933, las mujeres que votaban por primera vez en España, o la llegada de la crisis económica mundial causada por el Crack del 29 son algunas de las causas del fracaso del primer gobierno constitucional de la Segunda República, presidido por Manuel Azaña, lo que dio lugar a unas elecciones anticipadas a finales de 1933.

Esas elecciones dieron la victoria a la CEDA, una agrupación de formaciones conservadoras dirigida por José María Gil Robles, seguida por los radicales de Lerroux, algo más centristas, a los que se dio la iniciativa de gobernar, y cuyo principal objetivo fue echar atrás el amplio programa de reformas que había pretendido desarrollar el gobierno de Azaña.
Mientras tanto, la CEDA se identificaba cada vez más con el fascismo, creciente en Europa, y los partidos de izquierdas PSOE y PCE preparaban una huelga revolucionaria ante la posible incorporación de diputados de la CEDA en el gobierno de Lerroux. Es decir, la política nacional se iba radicalizando cada vez más.

Efectivamente, en octubre de 1934 se produjo una crisis de gobierno y la entrada de ministros cedistas en el Ejecutivo lo que dio lugar a la revolución de octubre, que tuvo éxito sobre todo en Asturias, y ante la que el Gobierno no dudó en enviar a la Legión dirigida por Francisco Franco para sofocar a cañoñazos esta insurrección, que concluyó con decenas de muertos y miles de detenidos.
A partir de ese momento, y aunque Lerroux firmó indultos para los revolucionarios que habían sido condenados a muerte, el gobierno mantuvo su talante conservador suspendiendo el Estatuto de Cataluña o nombrando a Franco Jefe del Estado Mayor. Este gobierno concluyó sin embargo de forma prematura cuando se descubrió un escándalo de sobornos denominado estraperlo, en el que estaba inmerso el hijo adoptivo del Presidente Lerroux.
De esta manera concluyó este bienio derechista de la Segunda República, que dio paso al triunfo del progresita Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, un nuevo gobierno contra el que los altos mandos militares más conservadores organizaron medio año más tarde el golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil.

miércoles, 16 de mayo de 2012

ENTRADA EN LA CEE (1986)

El Presidente del Gobierno, Felipe González, firma en el Palacio Real de Madrid la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, ante la presencia del Rey Juan Carlos I.
Una vez obtenida la democracia, España se fijó como principal objetivo su incorporación de una vez por todas a las instituciones internacionales, y especialmente a lo que entonces se denominada Comunidad Económica Europea (CEE), la actual Unión Europea. Tras varios gobiernos realizando gestiones para su incorporación, le correspondió al Ejecutivo del socialista Felipe González, en su primera legislatura, el honor de ser el que finalmente consiguió la adhesión a la CEE. 
El Ministro de Asuntos Exteriores de aquel momento, Fernando Morán, aseguró en una entrevista publicada en el número 21 da a la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, año 2003, que "La inserción de España en el contexto internacional que le correspondía, Europa, era sentida por la cultura de la restauración de la Democracia como un objetivo esencial. Constituyó una meta de la acción para superar el franquismo, como una garantía del desarrollo económico, social y político y como el complemento indispensable para la construcción de instituciones representativas. El europeísmo fue elemento común y aglutinante de las distintas fuerzas de la oposición y supuesto imprescindible y explícito del momento constituyente. No se trataba solamente de un factor del consenso, sino una de las bases esenciales del mismo. Era necesario insertar al país en su escenario y desde él abordar en mejor posición para defender los propios intereses."
El proceso de incorporación al Mercado Común concluido el 1 de enero de 1986 fue bastante largo y farragoso, tal y como describe Juan Badosa Pagés, en su artículo La adhesión de España a la CEE, publicado en 2005 en el número 826 de la revista ICE: "La negociación de adhesión no fue fácil ni rápida. Se solicitó formalmente poco después de las primeras elecciones democráticas postfranquistas de junio de 1977, y no concluyó hasta la solemne firma del Tratado en el Palacio de Oriente de Madrid el 12 de junio de 1985. En estos ocho años hubo posposiciones sine die, retrasos, retrocesos e incluso momentos en los que parecía imposible alcanzar la meta propuesta. La causa fundamental radicaba en los problemas internos de la propia Comunidad (...) Se temía que la incorporación de un país de tamaño relativamente grande, como España, no haría sino agravar tales problemas internos. Los recelos, e incluso prejuicios infundados, de algunos países a la elevada competitividad de algunos sectores españoles completaban el panorama inicial de la negociación una vez superado el escollo del cumplimiento de las condiciones políticas (régimen democrático) para la adhesión".
Finalmente, el Palacio Real fue el escenario donde se escenificó la firma definitiva de adhesión de España a la CEE. Fernando Morán, en su libro "España en su sitio", lo describió de esta manera: El doce de junio de 1985 firmábamos en el Palacio Real de Madrid el Acta de Adhesión a la Comunidad Europea. Para mí, uno de los signatarios, el acto representaba la culminación de una difícil y laboriosa tarea desarrollada durante 30 de meses de contactos, análisis, discusiones con los Comunitarios y de decenas de sesiones de negociación formal. Era el fruto de un trabajo desarrollado con entusiasmo y rigor. Significaba la satisfacción máxima a que puede aspirar un político de mi generación. Aquel doce de junio de 1985 era la culminación de un largo proceso de vida internacional de mi país. También lo era de mi trayectoria personal.
Las consecuencias de esa adhesión al Mercado Común europeo, institución especialmente económica, fueron bastante positivas en los años posteriores a la incorporación, como aseguró en el año 2001, el que entonces era Director General del Banco de España, José Luis Malo de Molina en su discurso titulado Los efectos de la entrada de España en la Comunidad Europea: "La entrada de España en la Comunidad Europea ha sido, sin duda, uno de los principales motores de la modernización experimentada por la economía española en los últimos quince años. La integración ha supuesto la culminación de un proceso de apertura que se había iniciado algunas décadas antes y que se ha acelerado notablemente desde 1986."
Para completar el análisis de estas consecuencias, el Real Instituto Elcano elaboró en 2006 un estudio titulado 20 años de España en la Unión Europea (1986-2006) en el que se afirmaba que "El producto interior bruto (PIB) por habitante (medido en Paridad del Poder de Compra en euros de 2005) se ha incrementado de forma muy considerable durante el periodo 1985-2005. Desde un nivel inferior a los 8.000 euros por habitante antes de la entrada en la UE, se ha pasado a más de 23.000 euros por habitante en 2005, un 99% de la renta media de la UE ampliada. Durante sus 20 años de pertenencia a la UE, la economía española ha acumulado un crecimiento total del PIB de 17 puntos porcentuales por encima del crecimiento medio europeo (España ha crecido un 64,6% acumulado y la UE–15 un 47,9%). De hecho, el PIB de la UE–15 solamente ha crecido a una tasa mayor que el español durante la recesión de 1992-1994, que fue más larga y acusada en España que en la UE. Por otra parte, la importancia de la economía española en el conjunto de la UE (UE–15) se ha incrementado desde el 8% en 1985 hasta el 9,7% en 2005. En definitiva, la economía española, con un PIB de más de 930.000 millones de euros en 2005, se ha consolidado como la octava economía del mundo y una de las más dinámicas de Europa."

martes, 8 de mayo de 2012

VICTORIA DEL PSOE (1982)


El final de la transición, eso es lo que supuso para muchos la victoria electoral del Partido Socialista Obrero Español, que representaría el primer gobierno de izquierdas tras una guerra civil y casi cuarenta años de dictadura franquista (Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz El final de la Transición y un momento ilusionante).
En las elecciones del 28 de octubre de 1982 y con el lema del "Por el cambio", el PSOE de Felipe González obtuvo la victoria electoral, con más de 10 millones de votos que le daban mayoría absoluta, al aprovecharse de la irreversible crisis interna de UCD, que se hundía especialmente tras la dimisión de Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno.

Para comprender mejor cómo fue aquella victoria electoral, hay un especial que el diario El Mundo (25 años del triunfo del PSOE) ofreció con motivo del 25 aniversario de aquel hecho, en el que destacan las aportaciones de los testimonios, el anuncio publicitario del PSOE, o las reacciones de la prensa nacional e internacional.
También resulta especialmente interesante leer los artículos editoriales que el 29 de octubre de 1982, día siguiente de las elecciones, publicaron dos periódicos antagonistas como El País y ABC. El editorial de El País, titulado "El socialismo en el poder" daba una pequeña lección de historia al recordar que "La victoria electoral del PSOE marca un hito histórico en el devenir político español. La presencia de ministros socialistas en los Gobiernos republicanos del primer bienio y de la etapa inmediatamente posterior al triunfo del Frente Popular no significó la asunción íntegra de las responsabilidades del Estado por el PSOE. Aunque dos destacados dirigentes socialistas -Francisco Largo Caballero y Juan Negrín- ocuparon la presidencia del Consejo de Ministros durante la guerra civil, la atribulada historia de nuestro país durante esos tres años y las anormales condiciones del ejercicio del poder en plena contienda permiten afirmar que la victoria de Felipe González ofrece al partido que fundara Pablo Iglesias su primera oportunidad para dirigir la política española en situación de normalidad democrática." 
Para este diario progresista "parece que un gran sector de la población ha identificado la defensa de las libertades y la necesaria transformación del Estado franquista, cuyos vicios y distorsiones han sobrevivido al proceso de transición, con el programa del PSOE.(...) España comienza hoy -lo comenzará efectivamente a partir de la designación de nuevo presidente del Gobierno- una andadura histórica cuajada de dificultades. Es la andadura que los españoles mismos han decidido en las urnas, es la voluntad de los ciudadanos de este pueblo, y esa voluntad debe ser respetada y alentada en lo que tiene de proyecto de futuro cara al prometido cambio que nuestro país ha elegido. Sobre Felipe González recae hoy una responsabilidad de enorme magnitud, que no sólo se refiere a la concreción de sus ofertas, y de sus programas, sino al mantenimiento de la Monarquía parlamentaria como sistema estable de gobierno en este país que acabe por cicatrizar tantas heridas fratricidas como ha recibido en los últimos doscientos años."
Bastante diferente es el editorial de ABC titulado "Ante la victoria socialista" que, tras felicitar al partido triunfador en las elecciones, aseguraba que "el proyecto socialista es un mal proyecto para resolver los problemas inaplazables y graves que tiene ante sí la nación. En un momento en que los entusiasmos sinceros se mezclarán con conversiones milagrosas y adhesiones urgentes, ABC anuncia que permanecerá en esta nueva etapa de la vida española, en una posición de crítica leal y de discrepancia abierta con un programa político que no por haber triunfado deja de parecernos arcaico, utópico e inadecuado al interés nacional."
Por lo que sí se felicitaba el diario ABC era por el hecho de que “los votantes no alineados en la izquierda, cuentan desde hoy con una formación amplia, fuerte, coherente y en crecimiento que, en el corto plazo de una legislatura, ha multiplicado sus escaños por diez”, en referencia a Coalición Popular.



domingo, 6 de mayo de 2012

EL GOLPE DEL 23-F (1981)


El 23-F en la prensa internacional
Tejero entrando con la pistola en la mano en el Congreso de los Diputados, los tanques en las calles de Valencia por orden de Milans del Bosch, el general Armada negociando con Tejero, la alocución televisiva del Rey Juan Carlos... No hay duda de que el intento de golpe de Estado del 23-F fue muy audiovisual, y por eso nada mejor que intentar ofrecer una explicación del 23-F con material multimedia.


Para empezar, un relato con vídeo e infografía del 23-F, según Artehistoria:

La grabación de la primera media hora del golpe de Estado, ofrecida por TVE:

Los servicios informativos ofrecidos por TVE a partir de la 01:38 horas del 24 de febrero, incluyendo el mensaje del Rey:

El final del atentado, transmitido por la Cadena Ser (23-F: Fin del intento de golpe) 


 Y una de las últimas aportaciones históricas sobre lo sucedido el 23-F: el enfrentamiento verbal entre Adolfo Suárez y Tejero  (ABC, 28 de enero de 2012)

jueves, 3 de mayo de 2012

CONSTITUCIÓN DE 1978


Una vez llevadas a cabo las primeras elecciones generales tras el franquismo, el 15 de junio de 1977, la principal labor de las Cortes para culminar la transición hacia la democracia era la de redactar y aprobar una Constitución, la primera desde 1931. Para el presidente del Gobierno Adolfo Suárez "la elaboración de la Constitución se planteó desde el acuerdo de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario. Nuestra convulsa historia constitucional nos había dado numerosos ejemplos de Constituciones que representaban la imposición de unos españoles sobre otros como consecuencia de una revolución, una guerra civil o un mero pronunciamiento. Esta vez no podía suceder lo mismo. La democracia era el resultado de un entendimiento común y la Constitución que la consagraba debía ser el resultado de un consenso generalizado" (Historia de la democracia, El Mundo).
Para la elaboración de la nueva Constitución, cuyas experiencias anteriores habían quedado muy atrás en la Historia, se valoraron diferentes posibilidades y finalmente se consideró que lo mejor era crear una ponencia dentro de la Comisión Constitución del Congreso de Diputados, compuesta por tres diputados de UCD (Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Gabriel Cisneros y José Pedro Pérez Llorca), uno del PSOE (Gregorio Peces-Barba), uno de AP (Manuel Fraga), uno del PCE (Jordi Solé Tura) y uno de los nacionalistas (Miquel Roca). Este último le correspondía al PSOE pero prefirió cedérselo a los nacionalistas antes que al Partido Socialista Popular de Tierno Galván con el que competía políticamente. Se da la circunstancia de que el Partido Nacionalista Vasco, aunque teóricamente representado por el catalanista Roca, siempre se sintió excluido de esta ponencia, lo que tendría consecuencias, ya que esta formación no votaría a favor del texto constitucional final.
Entre los que luego se considerarían "padres de la Constitución" se fue creando un buen ambiente de trabajo, y como ejemplo de ello cabe destacar la propuesta que hizo Manuel Fraga de que las reuniones fueran comidas de trabajo en las que, en cada ocasión invitaría uno de los ponentes.
No obstante, y pese a este buen ambiente general, no dejaron de producirse fuertes tensiones entre los ponentes como la introducción del término "nacionalidades" especialmente defendida por Roca y rechazada por Fraga, o el establecimiento para España de una monarquía parlamentaria, lo que aprovecharon socialistas y comunistas para obtener compensaciones por su aprobación final de este sistema político. El propio Rey Juan Carlos reaccionó ante este hecho pidiendo de manera informal a unos periodistas que le felicitaran, puesto que acababan de "legalizarlo".
Más seria fue la polémica creada por la publicación, en noviembre de 1977, del borrador secreto de la Constitución en la revista "Cuadernos para el diálogo", lo que sorprendió a los ponentes y provocó una reacción negativa de la Iglesia y de los empresarios (Javier Muñoz Soro, Cuadernos para el diálogo (1963-1976), pág. 353). También se produjo un momento de alta tensión cuando Peces-Barba decidió abandonar la ponencia el 7 de marzo de 1978, harto de los constantes acuerdos que alcanzaban los diputados de UCD y Fraga.
Pero la crisis más importante de este proceso de elaboración de la Constitución se produjo el 17 de mayo de 1978, cuando Miguel Herrero consiguió inicialmente, con el apoyo de AP, que no se reflejara en la Constitución la abolición de la pena de muerte. El líder socialista Felipe González llegó a anunciar entonces que el consenso estaba roto.
Ante todas estas dificultades que paralizaban la redacción de la Constitución, se produjo un acercamiento entre UCD y PSOE que se reflejó en las reuniones secretas que mantuvieron el centrista Fernando Abril Martorell y el socialista Alfonso Guerra varias noches hasta altas horas de la madrugada. Ambos políticos recuerdan como especialmente fructífera una reunión que mantuvieron el 22 de mayo, en la que aprobaron hasta 25 artículos de la Constitución.
Finalmente la Carta Magna se aprobó en el Congreso de los Diputados y en el Senado con una clara mayoría absoluta, y en el referéndum del 6 de diciembre con el 58% de los votos a favor, el 8% en contra y una amplia abstención del 33%.

Esta entrada se basa en un artículo que publiqué en el número 369 de la revista "Historia y vida",
titulado "Así se hizo la Constitución".

miércoles, 2 de mayo de 2012

LEGALIZACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA (1977)

Rueda de prensa del PCE tras la legalización, con la bandera bicolor al fondo.

Tras la aprobación de la Ley para la Reforma Política, se había decidido convocar legalizar a todos los partidos políticos de cara a las elecciones generales que se fijarían para el 15 de junio de 1977, a todos los partidos menos al Partido Comunista de España (PCE) por ser el partido que simbolizaba los rojos derrotados en la Guerra Civil.
Por eso el gobierno de Adolfo  Suárez no se atrevió en primera instancia a legalizar el PCE al temer la reacción de los inmovilistas, sobre todo los altos cargos militares franquistas. En septiembre de 1976, Suárez había mantenido una reunión con los altos mandos militares en la que, entre otras cosas, les había asegurado que "por ahora", él no legalizaría el PCE (Juan Francisco Fuentes, Adolfo Suárez. Biografía política).
Sin embargo, medio año más tarde, el 9 de abril, sábado santo, el PCE quedaba legalizado de manera sorprendente (El País, 10 de abril de 1977). Para Suárez, la democracia no era completa si no se podían presentar todos los partidos a las elecciones, y así lo manifestó en una comparecencia televisada en mayo (El País, 5 de mayo de 1977). El 27 de febrero, Suárez había tenido ocasión de entrevistarse con el líder comunista Santiago Carrillo, que le había demostrado su apuesta por la democracia y la concordia, ya reflejada antes en la pacífica manifestación de repulsa por la matanza de laboralistas de Atocha.
La noticia de la legalización del PCE no sentó bien a los altos mandos militares que, aunque la acataron, se quejaron de que Suárez no había cumplido su promesa de septiembre y también criticaron que se habían enterado de la noticia por la prensa, algo que desmienten algunos (El País, 31 de marzo de 2012). 
El ministro de Marina, Gabriel Pita da Veiga dimitió, aunque algunos creen que lo hizo por desavenencia antiguas con Suárez (José Carlos Clemente, Historias de la Transición: El Fín del Apagón, 1973-1981, pág. 111), mientras que los otros ministros militares del Gobierno se mantuvieron en su puesto. Para algunos, no obstante, la legalización supuso el inicio de una conspiración militar que concluiría con el intento de golpe de Estado del 23-F (Pilar Cernuda, Fernando Jáuregui, Manuel Ángel Menéndez, 23-F: La Conjura de los Necios, pág. 41).
Los comunistas, y la oposición en general, aceptaron positivamente la noticia de la legalización y se empezó a preparar el regreso del exilio de la simbólica representante comunista Dolores Ibárruri "Paionaria", aunque también hubo algunos militantes que no estaban de acuerdo con que la legalización conllevara entre otras cosas la aceptación por parte del partido de la bandera bicolor (Joaquín Navarro, 25 años sin Constitución, Pág. 17).
Con todo, finalmente se celebraron las elecciones el 15 de junio y para sorpresa de muchos, el PCE, partido de la oposición que más activo se había mantenido durante el franquismo, obtuvo sólo el 9,4% de los votos, muy por debajo de sus expectativas y por detrás en la izquierda del PSOE que, con el 29,3% de los votos, se convertía en la principal fuerza de la oposición.