El Seat 600, símbolo de la sociedad española de consumo. |
En el
consumo es donde mejor se aprecia, sin duda, el cambio experimentado por la sociedad española como consecuencia de este proceso de
crecimiento económico. El despegue del
mismo y su modernización se inició entre 1962 y 1966, pero se generalizó en la segunda mitad de la
década de los sesenta y comienzos de los setenta. En la primera etapa, por ejemplo, se multiplicó por dos el número de
automóviles por habitante, creció un 50 por 100 el de
teléfonos y algo menos el número de kilos de carne consumida por habitante. Las cifras resultaron, sin
embargo, más llamativas en el período
1966-1974, en que se produjo un incremento espectacular en la producción de
determinados bienes. España pasó de producir unos 250.000 automóviles a
700.000, de 570 a 730.000 televisores, de unos 300.000 a más de 1.000.000 de
frigoríficos y de casi 400.000 lavadoras a más
del doble. En el momento de la muerte de Franco, determinados bienes de
equipamiento de los hogares se había generalizado por completo. Mientras que en 1968 el porcentaje de hogares con
frigorífico, televisor y lavadora
rondaba el 40 por 100, en 1975 se acercaba al 80 por 100 en algunos de estos bienes
y por lo menos el 60 por 100 de los hogares tenían el resto. El bienestar
también se percibía en la disminución del papel
relativo de la alimentación en los presupuestos familiares, que si era del 55 por 100 al principio del período, luego descendió a
tan sólo el 38 por 100.
Javier Tusell,
Manual
de Historia de España. Siglo XX,
Historia 16.
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