jueves, 3 de mayo de 2012

CONSTITUCIÓN DE 1978


Una vez llevadas a cabo las primeras elecciones generales tras el franquismo, el 15 de junio de 1977, la principal labor de las Cortes para culminar la transición hacia la democracia era la de redactar y aprobar una Constitución, la primera desde 1931. Para el presidente del Gobierno Adolfo Suárez "la elaboración de la Constitución se planteó desde el acuerdo de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario. Nuestra convulsa historia constitucional nos había dado numerosos ejemplos de Constituciones que representaban la imposición de unos españoles sobre otros como consecuencia de una revolución, una guerra civil o un mero pronunciamiento. Esta vez no podía suceder lo mismo. La democracia era el resultado de un entendimiento común y la Constitución que la consagraba debía ser el resultado de un consenso generalizado" (Historia de la democracia, El Mundo).
Para la elaboración de la nueva Constitución, cuyas experiencias anteriores habían quedado muy atrás en la Historia, se valoraron diferentes posibilidades y finalmente se consideró que lo mejor era crear una ponencia dentro de la Comisión Constitución del Congreso de Diputados, compuesta por tres diputados de UCD (Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Gabriel Cisneros y José Pedro Pérez Llorca), uno del PSOE (Gregorio Peces-Barba), uno de AP (Manuel Fraga), uno del PCE (Jordi Solé Tura) y uno de los nacionalistas (Miquel Roca). Este último le correspondía al PSOE pero prefirió cedérselo a los nacionalistas antes que al Partido Socialista Popular de Tierno Galván con el que competía políticamente. Se da la circunstancia de que el Partido Nacionalista Vasco, aunque teóricamente representado por el catalanista Roca, siempre se sintió excluido de esta ponencia, lo que tendría consecuencias, ya que esta formación no votaría a favor del texto constitucional final.
Entre los que luego se considerarían "padres de la Constitución" se fue creando un buen ambiente de trabajo, y como ejemplo de ello cabe destacar la propuesta que hizo Manuel Fraga de que las reuniones fueran comidas de trabajo en las que, en cada ocasión invitaría uno de los ponentes.
No obstante, y pese a este buen ambiente general, no dejaron de producirse fuertes tensiones entre los ponentes como la introducción del término "nacionalidades" especialmente defendida por Roca y rechazada por Fraga, o el establecimiento para España de una monarquía parlamentaria, lo que aprovecharon socialistas y comunistas para obtener compensaciones por su aprobación final de este sistema político. El propio Rey Juan Carlos reaccionó ante este hecho pidiendo de manera informal a unos periodistas que le felicitaran, puesto que acababan de "legalizarlo".
Más seria fue la polémica creada por la publicación, en noviembre de 1977, del borrador secreto de la Constitución en la revista "Cuadernos para el diálogo", lo que sorprendió a los ponentes y provocó una reacción negativa de la Iglesia y de los empresarios (Javier Muñoz Soro, Cuadernos para el diálogo (1963-1976), pág. 353). También se produjo un momento de alta tensión cuando Peces-Barba decidió abandonar la ponencia el 7 de marzo de 1978, harto de los constantes acuerdos que alcanzaban los diputados de UCD y Fraga.
Pero la crisis más importante de este proceso de elaboración de la Constitución se produjo el 17 de mayo de 1978, cuando Miguel Herrero consiguió inicialmente, con el apoyo de AP, que no se reflejara en la Constitución la abolición de la pena de muerte. El líder socialista Felipe González llegó a anunciar entonces que el consenso estaba roto.
Ante todas estas dificultades que paralizaban la redacción de la Constitución, se produjo un acercamiento entre UCD y PSOE que se reflejó en las reuniones secretas que mantuvieron el centrista Fernando Abril Martorell y el socialista Alfonso Guerra varias noches hasta altas horas de la madrugada. Ambos políticos recuerdan como especialmente fructífera una reunión que mantuvieron el 22 de mayo, en la que aprobaron hasta 25 artículos de la Constitución.
Finalmente la Carta Magna se aprobó en el Congreso de los Diputados y en el Senado con una clara mayoría absoluta, y en el referéndum del 6 de diciembre con el 58% de los votos a favor, el 8% en contra y una amplia abstención del 33%.

Esta entrada se basa en un artículo que publiqué en el número 369 de la revista "Historia y vida",
titulado "Así se hizo la Constitución".

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